FALSO. Las mujeres producen menos testosterona que los hombres y esta hormona es la encargada de eliminar masa grasa y generar masa muscular.

FALSO. Lo que ocurre es que cuando se deja de entrenar, se modifican los hábitos de vida y por lo general seguimos comiendo igual y gastando menos energía, por lo que tendemos a aumentar la masa grasa.

FALSO. El entrenamiento con resistencias no quema grasa. En esfuerzos de corta duración el organismo no utiliza las grasas como sustrato energético.

Falso. No todo el entrenamiento de fuerza o con resistencias va encaminado a aumentar la hipertrofia muscular. Esto va a depender del estímulo que yo le aplique al organismo y, en este caso, a los músculos y al sistema nervioso. Es verdad que cuando tonificamos el cuerpo, se aumenta ligeramente de peso, porque la masa muscular pesa más que la masa grasa, pero esa tonificación va a ayudar a que aumente nuestro metabolismo basal, por lo que vamos a comenzar a quemar más energía en reposo.

Los ejercicios cardiovasculares son una de las mejores formas para quemar altas cantidades de calorías, lo que se vuelve en una opción viable para la pérdida de peso. Sin embargo, gracias a la gran cantidad de energía que el cardio demanda para poder ser realizado, el cuerpo empieza a consumir, no solo las grasas acumuladas, sino también los aminoácidos de las proteínas, y el glucógeno de los músculos, logrando que los músculos del cuerpo pierdan tono y volumen de forma “temporal”.Con “temporal” nos referimos al momento que se revierte luego de consumir cantidades considerables de carbohidratos y agua, por lo que en realidad, no hay pérdida de masa muscular al hacer ejercicios cardiovasculares.

Sin embargo, cuando el tiempo entre la realización de ejercicios y el consumo de hidratos de carbono se prolonga, se desencadena el proceso conocido como catabolismo muscular, donde el cuerpo comienza a tomar energías del músculo directamente, haciendo que la pérdida de tono muscular sea un hecho. Además, también pueden influir factores como el tipo de entrenamiento realizado, la intensidad y el tiempo, la rehidratación, la cantidad de masa muscular en el cuerpo, el género, la edad, etc.

Finalmente, vale decir que responder de forma directa con un sí, o un no, no es posible, dado a la amplia gama de factores que influyen el proceso. Lo que sí es recomendable es que luego de someterse a una rutina de ejercicios cardiovasculares, hay que hidratarse, así como alimentarse adecuadamente para no tener efectos adversos.

Son varias las razones por las que dejar de comer nos ayuda a subir de peso. Uno de los puntos más importantes los explicamos en el artículo de “El efecto Rebote”, en el que mencionamos como el organismo reacciona ante la falta de comida (y por ende, de nutrientes), entrando en un estado de ahorro de energía, lo que significa alentar la tasa metabólica, y por tanto, requerir de menos calorías para las actividades diarias.
Más adelante, al regresar a los hábitos cotidianos (una vez se muestran indicios de pérdida de peso), la comida ingerida empieza a utilizarse como energía, pero el cuerpo reserva algunas calorías debido a que el metabolismo ya no usa tanta como antes… a partir de ahí, empieza la ganancia de peso nuevamente.

Otra de las razones es que por lo general, el ayuno no viene acompañado de ejercicio físico. Sin el impulso necesario para la quema de grasas, el cuerpo simplemente no puede eliminarlas; que sumado a los altos déficits calóricos, el cuerpo empieza a alimentarse de la propia masa muscular para tener suplir esa energía faltante. Dado a que los músculos requieren de gran cantidad de combustible para poder mantenerse en el cuerpo, con su ausencia, el metabolismo también cae en picada.

La importancia de ir modificando nuestro entrenamiento con cierta frecuencia se debe a que luego de un período de entre uno y dos meses en promedio, el cuerpo deja de progresar al estar sometiéndose al mismo estrés una y otra vez. Este es el principal indicador de que hay que planear un nuevo entrenamiento para seguir cosechando frutos en el gimnasio.

Y asegúrate de no solo cambiar ejercicios, sino también la cantidad de peso y el número de series y repeticiones a realizar.